viernes, 5 de septiembre de 2008

Reformas democráticas o insurrección civil

Por Jorge Carlos Díaz Cuervo
Publicado el 5 de septiembre en El Economista

Hace dos semanas, en este mismo espacio argumenté lo poco productivo que ha resultado para las izquierdas la falta de claridad sobre la ruta a seguir para transformar al país: reformas democráticas o insurrección civil.

En esta ocasión, me propongo exponer algunas razones por las que considero que la única ruta por la que las izquierdas partidistas debemos transitar es la de las reformas democráticas; primero, porque representamos, todas las izquierdas, una fuerza política real, que todos los días gobierna y legisla, que toma decisiones acertadas, pero que también se equivoca.

Nuestra realidad ya no es la de los 60 o 70. En un contexto político plural somos oposición y también somos gobierno; y para desgracia de muchos (me incluyo), la izquierda no ha sabido gobernar desde la izquierda. Bien lo dijo Guadalupe Acosta Naranjo refiriéndose al caso News Divine: “Nos brotó una llaga en la cara”.

Esa declaración a muchos nos sorprendió porque respecto de muchas otras barbaridades, como la participación de agentes judiciales del DF en el secuestro y asesinato del joven Fernando Martí y de sus escoltas, de la manipulación clientelar de carencias y necesidades a través de programas sociales, de la destrucción de inmuebles históricos para reubicar al ambulantaje, de ésas y de muchas más, los responsables de gobernar desde la izquierda han optado por no decir nada.

Es responsabilidad de las izquierdas impulsar reformas por la vía democrática que nos permitan gobernar mejor.

Segundo: porque las transformaciones que requiere el país se deben concebir desde la izquierda, es decir, con un fuerte contenido de socialismo. Me refiero, por ejemplo, al ámbito laboral, educativo, fiscal, al de la seguridad social o al de la seguridad pública y acceso a la justicia. También nuestra relación con el mundo, y en particular con nuestros socios comerciales, requiere de una revisión concebida y propuesta desde las izquierdas.

Seguirle dando mano y ventaja a la derecha para diseñar, calcular y concretar reformas en estos y otros temas importantes es claudicar ante los intereses de los poderosos de siempre, de los poderosos de facto.

Tercero: porque la derecha liberal ilustrada (que existe) seguirá siendo opacada por la derecha moralista y conservadora, en tanto no encuentre un referente en la izquierda.

La izquierda democrática y la derecha liberal prefiguran escenarios de diálogo y concertación para la transformación progresiva del país en un ambiente de legalidad democrática. José Woldenberg lo ha dicho en muchas ocasiones y de diferentes maneras: la ruta de la construcción de acuerdos en un ambiente democrático puede ser aburrida y plana, pero es más segura que un emocionante trayecto por un sendero sinuoso que, en cualquier descuido, nos arroja al precipicio.

Y cuarto: porque las inteligencias más desarrolladas del país están con las izquierdas, están con la búsqueda de la igualdad en libertad; y los intelectuales de izquierda distinguen el activismo social de la “insurrección civil para derrocar al gobierno”.

Por ello, las mejores iniciativas y políticas públicas pueden y deben surgir de las izquierdas y su amplio bagaje cultural e intelectual.

*Extracto de la ponencia presentada en el Foro Encuentros de la Izquierda.

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